Con la distancia de 101 años de aquel momento irrepetible del viejo, Diego Bermúdez Cala “El Tenazas” y el niño, Manuel Ortega Suárez “Manolo Caracol”, esta compañía granadina ha sabido poner en escena con total brillantez y acierto una recreación magnífica de aquel espíritu traído a la actualidad, que estoy seguro que Federico calificaría de “Mirada profunda, original y certera del sentimiento jondo”. Como él hubiese querido verla hoy si estuviese vivo: Desnuda de tópicos y prejuicios. Libre, creativa, repleta de verdad, profesionalidad y “jondura”, donde la magnífica guitarra, la voz de bronce del cantaor, el teclado, las magníficas y limpias voces femeninas, y el discurso narrativo, nos han mostrado toda una panoplia por los palos flamencos y canciones donde la magia del magnífico cuerpo de baile ha pintado cuadros originales y bellísimos del dolor y el sufrimiento con la “siguiriya”, el amor a la vida y a los hijos con la dulces voces de las nana y madrigales, La invocación, la tragedia y el destino con la petenera, La alegría desbordante con el ritmo desenfrenado de los verdiales, el dolor del parto, la incomprensión, el rechazo y el naufragio con ese guiño del cantaor al “quejío” de almuédano del maestro Enrique Morente y el amor incomprendido, el sufrimiento y la falta de empatía con esa magnífica soleá…
En definitiva, esta cultura nuestra así contada, tan viva, conjuntada, armónica y expresiva trasciende nuestras fronteras para hacerse universal.
Enhorabuena a los organizadores que nos han traído esta pieza tan original y enriquecedora. Mi felicitación sincera a los director y coreógrafo, a los músicos, cantores y cantaoras y a todo el cuerpo de baile que me han sorprendido gratísimamente por su juventud, talento y profesionalidad.
Gracias. Paco Calzado, 6/11/2023